Fue una boda muy alegre y muy española, con los colores de las plazas y el albero, con vaquillas vigilando el lugar y con el saber vivir y reír que tenemos los españoles tantas veces. Poquitos invitados pero mucho ruido de no parar.
Con anécdotas de esas como que el cura se equivocó en el momento de casarles y que carlos tuvo que repostar gasolina después de la iglesia porque se le olvidó llenar el depósito. Un día luminoso y lleno de sonrisas y abrazos.
Muchísima suerte a los cuatro Carlos, Laura, Carlota y Aitana!!!!!
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